Añorados días los que compartimos en Bajamar, cada dos veranos, para dar vida a la Bienal Miniaturas, que se exponía en la Emita del Gran Poder de Dios, reconvertida en sala de exposiciones, y también, a veces, sobre la marcha, en espacio mortuorio. Tengo a mano los preciosos catálogos de la III Bienal Miniaturas, El mar, agosto de 1998, VI Bienal, Costumbrismo, agosto de 2004, y VII Bienal, El jardín. Naturaleza mediada, agosto de 2006, de los que fui partícipe. Fue una iniciativa singular, muy destacada, de la que recuerdo y agradezco el esfuerzo organizativo de Alfonso Toral –Popi-, Antonio del Castillo, Quintín Alonso, o Néstor Torrens. Sin embargo, incluso las mejores iniciativas, como ésta, igual que tuvieron sus inicios le llegó su final.
Al cabo del tiempo surge, este año 2021, una nueva convocatoria, esta vez por parte de quienes actúan, desde hace un tiempo, como auténtico motor de la escultura actual, en Canarias, el Taller de Fundición y Espacio de Arte BRONZO. Varía el lugar, desde el borde del mar, a una zona alta e interior, aunque dentro del mismo municipio, San Cristóbal de La Laguna. Y varían otros detalles, pues como señalan los convocantes –Vely, Francis y Ventura- no pretende ser una continuación de aquella preciosa iniciativa, (…) aunque sí queremos homenajearla desde aquí.
Y es así como ha surgido un nuevo encuentro de artistas, que lleva por nombre MENUDENCIAS. Curioso, o casualmente, uno de los sinónimos de Miniatura es el de Menudo, pues, a fin de cuentas, Menudencia es vocablo que se debe y procede del adjetivo menudo y del sufijo encia. Y no por menudo, o menudencia, algo deja de tener importancia. Tenemos, ante nosotros, un ejemplo muy reciente. Un microscópico elemento, acaso una menudencia, identificado como SARS-CoV-2, ha sido capaz de paralizar a todo el mundo. Y es, incluso, menos que una menudencia, pues su tamaño se estima en un diámetro de 50-200 nm, siglas de nanómetro (0.000 000 001m), algo incapaz de llegar a ser distinguido por la capacidad visual humana.
Como en la experiencia de antaño, Menudencias contará con un tema, en cada convocatoria. Para la del presente año, 2021, el tema es EL JUEGO.
Nos asalta la curiosidad, con ese motivo, de conocer desde cuándo tenemos constancia de la existencia del juego, entre los seres humanos. Un hallazgo muy reciente nos ofrece una fecha de referencia, hace unos 16.500 años, aún en la prehistoria. En efecto, un grupo de arqueólogos está convencido de haber encontrado huellas de niños, del Paleolítico, en la cueva de La Garma, ya declarada Patrimonio de la Humanidad, en el municipio de Ribamontán al Monte, Cantabria. Estas huellas, que quedaron fijadas y milagrosamente han llegado hasta nuestros días, tienen una longitud de unos dieciocho centímetros, que corresponderían a niños de unos seis a siete años. Y lo que trae a colación este asunto, para el tema de esta convocatoria, que Menudencias plantea, El Juego, es que se han registrado varias huellas, en las que sí quedó impreso el talón, pero no el resto del pié. Por ese motivo, los investigadores piensan que podría tratarse del resultado de un juego infantil.
El juego, del latín iocus, que tiene sinónimos como acción y recreación, como también azar y magia, no es un elemento que esté necesariamente unido a los inicios de la humanidad, dos millones y medio de años atrás, para los primeros homos, unos doscientos mil años, desde que surgió el actual Homo sapiens, como cuestión esencial para su supervivencia, que necesariamente primaba en aquellos lejanos tiempos. Mas, el juego sí es elemento, función, que asociamos a seres humanos inteligentes, al nuevo despertar de una humanidad, que también despierta y se expresa con las primeras manifestaciones artísticas, de las pinturas rupestres, próximo al Paleolítico superior, hace unos cuarenta y cinco mil años, en las muestras más antiguas descubiertas.
Bienvenidos, pues, a MENUDENCIAS. Quedan tod@s invitad@s a participar en EL JUEGO de esta veintena de artistas, en el Espacio BRONZO, de La Laguna
Celestino Celso Hernández